sábado, 13 de febrero de 2010

Bipolar(es). Exquisitos cadáveres de un febrero lluvioso. (disecciones, experimentos)

I

De los hombros de aquel hombre surgieron seis pájaros
florecidos en el desierto de nadie
es el país de tu partida
perseverando en no desaparecer
con la suavidad de la niebla y el encanto del olvido
y la lluvia dejando caer su aplauso cerrado salpicando el telón
de un escenario vacío donde la muerte no encuentra su monólogo
y los espías buscan un cabello con la lupa.


II

El encantador de serpientes sigue oculto
en la fresca vegetación de mis sueños
donde humedezco mis deseos
rotos del fondo frutos enfermos
afiebrados encuentros en el camino de los arrebatos
donde tu sombra busca una sombra en las sombras
Yo quiero despertarte.
Lloran las despiadadas actrices con maquillaje de mariposa.
¿Te has preguntado alguna vez por qué te rodea la lluvia y no te toca?


III

Un enamorado viajero, como es costumbre aquí,
deja un objeto banal sobre la mesa de los pobres
y recoge de la lluvia las gotas de mar
en su mano de arena
donde caga un gato negro desvelado por la noche fresca
como una lechuga en la heladera de la poesía.


IV

Toda la poesía se reduce a la crema del cielo
donde escupís el pez que tenés en la boca
y besás el espejismo
y te bebés el asfalto
de tus absurdos caracoles
que guardan en sus memorias
el inconsciente de tus antepasados infieles.


V

La cautelosa tempestad esta guardada dentro de la obsidiana.
La libido de los puentes emplumados sofoca el fuego con su húmeda peste.
El resplandor y el desvelo hacen el amor en tu ventana junto a amapolas que se deshacen de deseo.
Aquellos verdores desgraciados cubren el espejismo del ave con escama de pescado dolorido.


VI

Los enigmáticos conejos están hechos de palabras
recortadas del diario de mañana
gris eléctrico de una soledad que se cae por los horizontes
donde los peces pueden volar en el agua de las lluvias.